El presidente de Repsol YPF no sabe cómo interpretar el decreto boliviano de nacionalización del crudo. La Paz parece haber lanzado un globo sonda para esperar reacciones. Chávez habla en nombre de Morales y pide tranquilidad a Lula y Kirchner. Nuevos rumores que corren por La Paz afirman que ahora le toca el turno a los directivos franceses de Total: la Fiscalía amenaza con nuevas detenciones. El petróleo brent se situó en 74 dólares durante la mañana del miércoles e Irán sigue retando al mundo con su programa nuclear. La evolución bursátil de Repsol hace pensar que la empresa está sosteniendo la acción, para evitar una OPA.

A las 14 h. (hora local española) el presidente de Repsol YPF, Antonio Brufau, y el responsable de la empresa española en Iberoamérica, Enrique Locutura entraban en el despacho del presidente argentino, Néstor Kirchner, en la Casa Rosada. Más que un diálogo era una súplica: Brufau pedía a Kirchner que presionara a Evo Morales para que dulcifique el decreto de nacionalización de los hidrocarburos. Hasta el momento, Kirchner ha reaccionado con menor dureza que el brasileño Lula frente al decreto, pero hay que reconocer que le afecta menos. Para ser exactos, el gran problema es que Brufau no sabe cómo interpretar el decreto de marras

Libia es el país más rentable, aunque no el más importante, de toda la geografía Repsol YPF. Sin embargo, en Libia Repsol YPF no es más que una empresa de servicios. El petróleo libio es propiedad del Estado, como en casi todo el mundo. Es más, el Estado recoge el crudo que las compañías privadas extraen en la boca de los pozos. Lo único que hacen las petroleras es explorar, extraer y entregar. Mayor nacionalización no cabe. Entonces: ¿Dónde está el truco? Pues que, naturalmente, el Gobierno Gaddafi paga generosamente el servicio que prestan las petroleras, que no tienen, por decirlo así, ninguna propiedad en aquel país, ni otro activo que su personal, ya saben, el capital humano.

Si esto es lo que pretende Morales no habrá nada más que decir. El problema es que no lo sabe. Antonio Brufau, presidente de Repsol YPF, reconoce ante sus próximos que simplemente ni él ni sus técnicos, ni sus juristas entienden el decreto nacionalizador del Gobierno de La Paz (ver texto completo del decreto). Si se repara en el artículo 4, queda claro qué parte de las extracciones quedaría en manos del Estado boliviano y qué porcentaje sería para las compañías. Es más, lo más cachondeable es que el porcentaje que queda en manos de la compañía es inferior al que proponía la Ley de Hidrocarburos del ex presidente Carlos Mesa, cesado por las algaradas dirigidas por Evo Morales.

Sin embargo, el artículo 5 expropia, o al menos eso parece, las infraestructuras de dichas compañías, cuando afirman que El Estado toma el control y la dirección de la producción, transporte, refinación, almacenaje, distribución, comercialización e industrialización de hidrocarburos en el país.

Dicho de otra forma, con ese decreto en la mano es posible la confiscación total y es posible un mejor acuerdo de intereses, similar a lo que ocurre en el resto del mundo. Habrá que insistir en que la nacionalización del crudo en la medida más lógica del mundo y que, en este punto, Bolivia era una excepción la regla habitual. Pero nacionalizar no significa expropiar los activos de una empresa. El presidente de Repsol YPF, que sigue la crisis desde la argentina, donde reside una semana al mes- no sabe a qué atenerse, y las opiniones de sus juristas son contradictorias.

En cualquier caso, la agresividad contra los directivos de multinacionales del petróleo (ahora se rumorea que la fiscalía boliviana podría ordenar detenciones de directivos de la francesa Total, que también opera en el país), el tono mitinero de Morales, así como el propio decreto, conllevan las peores sospechas y prefiguran los peores escenarios posibles.

Precisamente el miércoles se conocía que el presidente venezolano Hugo Chávez, líder del indigenismo populista hispanoamericano, se encargaba de tranquilizar a los presidentes brasileño Lula da Silva-y argentino -Néstor Kirchner- , los que peor han reaccionado ante la decisión del Gobierno de La Paz. Petrobrás e la principal petrolera asentada en Bolivia, seguida de Repsol YPF, aunque Zapatero no ha recibido la llamada de nadie. Eso sí, el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ha podido hablar con el presidente boliviano, pero no aparece que nada haya cambiado. España fue el primer país que anunció la condonación de la deuda boliviana tras acceder Morales al poder.

Chávez se convierte así en el líder del populismo indigenista, un término que ya no se recata en utilizar ni el presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Javier Gómez Navarro, quien considera que negociar con el populismo siempre resulta complejo. Y si además es de corte indigenista, mucho más.

Mientras el barril de petróleo brent continúa en cifras récord de 74 dólares e Irán continúa retando, cada vez de forma más explicita, a toda la comunidad internacional con su programa nuclear. Irán es el cuarto productor de petróleo y el segundo de gas de todo el mundo.

Por último, la acción de Repsol YPF se está manteniendo como se puede. Fuertes caídas iniciales en las sesiones bursátiles y rebrote y salvamento en los último minutos, lo que hace sospechar que la compañía está sosteniendo la acción.

Por ahora, la presión Felipe González, asesor de Evo Morales, no parece que esté proporcionando muchos resultados. Por cierto, ¿estará en ello?