Hasta ahora, Río de Janeiro y México se llevaban la palma, dejando a un lado países como Colombia, donde los guerrilleros y narco-terroristas controlan amplias zonas del país, así como aquellos estados en los que los gobiernos producen más miedo que los delincuentes, como ocurre en Bolivia o Venezuela.
Sin embargo, la capital argentina, mi querida Buenos Aires, ha alcanzado ya el escalafón de inseguridad de México y Río de Janeiro. Y no es violencia ideológica, es la violencia provocada por la miseria y la anarquía, producto, a su vez, del Gobierno más corrupto y cleptómano que haya conocido Argentina: el del matrimonio Kirchner.
Reviven los viejos chistes del pasado entre los porteños como aquel que dibuja a un gobernante que pregunta a uno de sus colaboradores:
-Daría lo que fuera por saber quiénes son mis funcionarios corruptos.
A lo que el aludido responde:
-¿Cuánto daría?
Y la anarquía es algo hermoso, siempre que no degenere en la humillación del débil por el fuerte... que es lo que está ocurriendo en el gran Buenos Aires.
Eulogio López
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