En los nueve primeros meses del año Iberdrola obtuvo un beneficio neto de 2.029 millones de euros, un 18,2% menos que en el mismo período de 2008. La clave se encuentra en los menores resultados extraordinarios, la debilidad de la demanda en todos los mercados, a la caída de los precios de las materias primas, a la evolución negativa del tipo de cambio de la libra frente al euro y a la estacionalidad del consumo en Reino Unido y Estados Unidos, según explica la propia compañía.
En efecto, los resultados propios del negocio mejoraron, puesto que su Ebitda alcanzó los 4.951,1 millones de euros, un 0,6% más después de haber incrementado sus ingresos un 11,1% hasta 19.785,7 millones de euros. La deuda acumulada es de 29.651 millones de euros. El apalancamiento se redujo del 52,5% al 50,4%, y el ratio entre deuda y apalancamiento bajó de 1,1 a 1,02.
A media sesión ya se podía ver que con un Íbex que caía un 0,83% Iberdrola aguantaba el tirón con una caída del 0,6%. Los inversores están pensando en que la amortización de la deuda puede restar dividendo, pero, al fin y al cabo se hace para sostener una inversión como la de Scottish Power que puede traer más beneficios.