Caixa Catalunya continúa caminando al borde del precipicio, pero el director general Adolf Todo, no cede. Su cuenta de resultados correspondiente al primer trimestre es, por decirlo de algún modo, extraña. Todo se ha volcado echando mano de genéricas al tiempo que reestructura su balance, reestructuración que aún tardará en ventilar el apretado margen financiero y el conjunto del negocio recurrente. No le vendría mal vender todas las participaciones, por ejemplo las de Gas Natural y Repsol, porque muchos analistas no comprenden por qué razón no se ha aprovechado la OPA sobre Fenosa, en el caos de GN, o se ha intentando llegar a un acuerdo con Caixa, en el caso de la petrolera.
Al mismo tiempo, el brusco descenso de los gastos de explotación no logra compensar las exigencias de saneamiento. En cualquier caso, la clave continúa estando en la mora, que no crece tan deprisa pero cree: estamos en el 5,67%, una de las más altas del sector ahorro. ¿El futuro? Dependerá de que el Consejo, encabezado por Narcís Serra, deje las manos libres a Todo para darle la vuelta al balance.