Si uno lee los teletipos de Europa Press y EFE (13.00 horas) diría que el Consejo de Caja Madrid, celebrado en la mañana del jueves (11,00 horas), fue objeto de un tenso debate. Más que nada porque las agencias nos cuentan que 14 de los 21 miembros se rebelaron con las imposiciones de la pérfida presidenta regional Esperanza Aguirre, y lucharon por la independencia profesional aunque tras una larga refriega, se vieron obligados a convocar asamblea extraordinaria para el 23 de junio, asamblea a la que someterá la aprobación de los nuevos estatutos de la entidad, que, a su vez, desarrollan, la nueva Ley de Cajas de Madrid, aprobada por el Parlamento autonómico el pasado 30 de diciembre... y que no le gusta mucho a Blesa porque le va a quitar el cargo.
Pues bien, la verdad es que el consejo apenas duró 30 minutos y sólo cuatro vocales tomaron la palabra. Cierto que dos de ellos, el comunista Moral Santín, y el ultraliberal Alberto Recarte, los dos principales apoyos actuales de Miguel Blesa, criticaron al consejero de Economía, Miguel Beteta y que un representante de Comisiones Obreras advirtió que le hubiera gustado una ley más consensuada, y que el propio Blesa habló de estatutos impuestos, pero lo cierto es que ni se votó: se aprobó la convocatoria por unanimidad.
A Comisiones Obreras no le gusta la nueva ley porque verán reducidos sus cargos en la caja. A Moral Santín y a Alberto Recarte no les gusta la nueva norma porque serán expulsados de sus cargos -y de sus consejos filiales- en cuanto se aprueba dicha norma, y a Miguel Blesa no le gusta porque deberá abandonar la presidencia de Caja Madrid. Por contra, a socialistas y populares -corrijo: a los populares de la Comunidad, que no del Ayuntamiento- les gusta la ley por la misma razón aunque en sentido opuesto: porque aumentan su poder y su reparto de cargos.
Las fuentes que animan los precitados teletipos insisten en que 14 de los 21 vocales se opusieron a la convocatoria. No es cierto, no se opuso nadie pues ni tan siquiera se votó, y sólo Santín y Recarte acataron la norma, pero sí sería posible que la actual Asamblea se negara a aprobar los Estatutos, deseosa de no suicidarse, entonces los aprobaría el Gobierno madrileño y en paz. Más desgaste para Aguirre, ciertamente, y podría ocurrir, dado que se encesta una aprobación de dos tercios. Pero el proceso de renovación de órganos podría comenzar, para concluir en septiembre. En ese momento, Blesa será sustituido.
La actitud del presidente de la cuarta entidad financiera de España es de indolencia. Habla de estatutos impuestos pero no está dispuesto ya a plantarse el enfrentamiento directo ni la continuidad. Además, como dicen en la Comunidad, los tiempos de los pactos ya han pasado.
Los dos candidatos a sustituirle siguen siendo Manuel Pizarro y Luis de Guindos. Enseguida se dejarán ver los candidatos, porque antes de pasar al Ejecutivo (El Consejo) han de entrar en el Legislativo (Asamblea). Y si las cosas cambiaran mucho, no se olviden de Rodrigo Rato.
En el entretanto, lo que preocupa a los iniciados es la propia situación de Caja Madrid, una de las entidades históricamente más solventes de España pero con una gripe de mora: cerró el año con un 4,87% -casi el doble de su principal competidor, La Caixa- y el propio Blesa aseguraba que podía dispararse hasta el 7,3%. Pues ha habido entidades intervenidas con una mora del 8%.
Eulogio López
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