Los socialistas observaban, atónitos, lo nunca visto: un presidente de Caja que no obedece a la entidad tutelante y que es apoyado por otro alto cargo del Partido Popular, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, por la sencilla razón de que quiere fastidiar a su correligionaria Esperanza Aguirre. Y eso con espías de por medio.
En principio, el líder de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, pensó que lo suyo era apoyar a Blesa y apoyar, aunque no incondicionalmente, a Esperanza Aguirre: había que echar a Blesa. Así lo declaró. También, el secretario general de la Federación de Banca de la UGT, Juan Sánchez, para quien Miguel Blesa sencillamente tenía que dimitir y marcharse, tras 12 años al frente de la entidad.
Pero llegado a este punto, con toda razón, Tomás Gómez ha pensado que a bodas me convidan, por lo que se está planeando muy seriamente un pacto de izquierdas.
En resumen, que en la comunidad que mejor controla el PP, la madrileña, la única, y poderosa caja de ahorros, puede caer en poder del PSOE. Los votantes de la derecha cainita deben estar felices.