Sr. Director:

Las clínicas abortistas privadas han terminado su huelga. La vicepresidenta ha salido en su defensa alegando "una campaña de intimidación a profesionales y pacientes". Por un momento pensé que las grandes víctimas del aborto eran los niños desmembrados, o pasados por la trituradora de carne. Pero no, afirma la Vice que se va a garantizar que los médicos abortistas "puedan ejercer sus derechos y su profesión sin intimidación, sin amenazas y sin coacciones". Por lo que se ve, los hijos que yacen en el seno materno no están tan considerados. De ellos nadie se ocupa, sólo unos pocos abnegados les defienden.

Un hijo, al fin y al cabo, es de su madre, y de su padre, pero no olvidemos que todos pertenecemos a la familia humana y que la muerte de un desvalido nos afecta a todos, porque todos somos uno bajo la mirada de Dios Padre.

Eva María Catalán

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