Lo ha dicho Duran Lleida en la mañana del viernes. Él es hombre más interesado en un acuerdo entre el nacionalismo catalán y el socialismo, pues él será el principal beneficiad se convertirá en el ministro de Asuntos Exteriores de España: La prioridad es un acuerdo CIU-PSC, es decir, el que desean Zapatero y espera Artur Mas, y el que no está dispuesto a aceptar José Montilla, que opta por el Tripartito.
Sin embargo, algo cambió en la prensa desde la primera edición del jueves, día posterior a las elecciones, y el viernes 3. El jueves, la primera opción era el Tripartito, la segunda la alianza CIU-ERC y en tercer lugar, muy en tercer lugar, el PSC-CIU. El líder independentista Carod-Rovira debía saberlo, dado que en la noche electoral se consideraba imprescindible para cualquier coalición de Gobierno, es decir, que consideraba imposible un pacto PSC-CIU.
Sin embargo, desde Moncloa había comenzado el acoso. Por un lado, Zapatero repetía a Montilla que tenía que pactar con CIU. El ticket era: Artur Mas presidente de la Generalitat y Antoni Castells como conseller en cap. Sólo que Montilla se resiste, a pesar de que desde Moncloa le piden que elija cargo. En cualquier caso, la presión sobre el ex ministro de Industria es feroz: desde la política, desde la economía y desde la cultura. Si, a pesar de ello, Montilla se sale con la suya y proclama el Tripartito, provocará una fisura entre el PSOE y el PSC, un verdadero cisma en el socialismo español.
Mientras, Pasqual Maragall observa la mar de divertido.