No se ha valorado suficientemente que Canarias haya recurrido a Unicef para resolver sus problemas con los menores inmigrantes. Pero el dato evidencia la distancia del gobierno canario con el español. El presidente canario, Adán Martín, no perdona que Zapatero no le recibiera porque se fue a ver un partido del Barcelona. Y en Las Palmas están muy moscas con que ZP preguntara cuántos cabildos había en Gran Canarias. Una metedura de pata hasta el corbejón.
Total, que Adán Martín decidió llorarle sus problemas al Jefe del Estado. Pero como el Rey es perfectamente incompetente (en el sentido constitucional, queremos decir), ha terminado recurriendo a los organismos internacionales. Y es que aunque el turismo da para mucho, no da para todo y Canarias tiene ya más menores extranjeros escolarizados que nacionales. ¿Quién paga? ¿Dónde se alojan? ¿Cómo se financia? Todo recae sobre las arcas del gobierno autonómico que siente como España como llaman los canarios a la Península oye, pero no escucha.
Así que han propuesto una reunión en septiembre para afrontar el problema de los menores inmigrantes. Y de momento, han aprovechado la crisis de los cayucos para llamar la atención de que la entrada de la inmigración subsahariana en Europa se hace por Canarias. A Frontex no se le espera, porque los gobiernos europeos no perdonan que el gobierno Zapatero haya realizado una regularización masiva en contra del criterio de todos los estados de la Unión. Así que ahora el argumento es: te lo comes tú. Y Zapatero parece que no está especialmente preocupado por el problema hasta que no llegue a la Península. Y esto es lo que saca de sus casillas a los canarios que no están dispuestos a seguir haciendo de paganos de la ineptitud del gobierno español.