El compromiso de la Iglesia con los más desfavorecidos no descansa. La Iglesia no puede descuidar el servicio de la caridad, como no puede omitir los Sacramentos y el anuncio de la Palabra.
Esta afirmación ha sido demostrada por Caritas con la dedicación generosa de quienes colaboran y trabajan en ella (ni durante el mes de vacaciones por excelencia han parado); una atención que sale del corazón y que hace que el otro, además de poner remedio a sus necesidades más básicas, experimente la gran riqueza de humanidad que transmiten quienes están junto a él, no por imposición ni por mero altruismo, sino como una consecuencia lógica que se desprende de su fe.
Jesús Domingo Martínez
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