A través de la futura ley de culto, el independentista pretende que los políticos otorguen licencias para reunirse con fines religiosos. El objetivo a batir no son las mezquitas, sino las iglesias. Increíble pero cierto. Sin que hasta el momento el socialista José Montilla, presidente de la Generalitat que acaba de cumplir un año en el cargo, haya hecho amago de paralizar este atentado contra el derecho a la libertad religiosa, la Generalitat de Cataluña mantiene su anteproyecto de Ley de Actividades Religiosas (más bien, ley de actividades anti-religiosas). El estupendo diario digital catalán Forum Libertas tiene los datos. El instrumento par conculcar la libertad religiosa es tan viejo como el mundo: someter el derecho de reunión a la autoridad, sea municipal, autonómica o estatal. Porque claro, el derecho a la libertad religiosa, al menos a la libertad de ser cristiano, no se puede conculcar desde el Estado, por la sencilla razón de que ninguna fuerza policial puede evitar que un cristiano ame a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. Por decirlo, se trata de una libertad interior, espiritual, inalcanzable al poder coercitivo estatal. Donde el Estado sí puede fastidiar, y mucho, es el terreno de la libertad de culto. Por ejemplo, el hecho de que unos señores se reúnan para celebrar la eucaristía en una Iglesia. Por eso, el régimen saudí prohíbe hasta la mera exhibición de una cruz en un edificio (a los chicos de RIAD siempre les ha molestado que aterrizaran los aviones de Swiss Air, dado que su logotipo era una cruz. En el fondo, Carod utiliza el método de los revolucionarios franceses, crear una Iglesia nacional, recogido en nuestra era, en el siglo XXI, por la tiranía china, la mayor del mundo, que encarcela a obispos y sacerdotes fieles a Roma pero que no anula la religión católica. Antes al contrario: dota financieramente a una Iglesia Patriótica, que no acepta la autoridad del Papa pero sí la del Partido Comunista Chino. Pretende Carod que el Ayuntamiento de turno otorgue "licencias religiosas" a los templos. Permiso para decir misa, si ustedes me entienden. Todo ello con el pretexto de controlar el integrismo islámico en las mezquitas. La verdad es que lo que desean es controlar al católico en las Iglesias. Porque a Carod, como a todos los progres, desprecian el Islam pero odian al Cristianismo. Eulogio López      eulogio@hispanidad.com