Naturalmente que la noticia es falsa, entre otras cosas porque el laicismo del presidente catalán,
Pasqual Maragall, y el del republicano
Carod-Rovira no llegan al sacrificio. ¿Qué hubiera pasado si el don
Pasqual le hubiera ofrecido a
Carod un ejemplar del Corán y una cabeza de cerdo (la misma que siempre rueda en el Camp Nou cuando aparece
Figo) delante de la mezquita jerosolomitana, para hacerle una graciosísima instantánea? Pues que, a estas horas, don
Pascual y don
Josep-Lluís estarían rodeados de la senyera, pero no en forma de banda floral, sino cubriendo dos ataúdes.
Y a lo mejor, en esa hipótesis, su superior, Rodríguez Zapatero, además de brindar con cava, precisamente con cava, dejaría de hablar de intolerancia católica afirmación que no tiene riesgo alguno- y comenzaría a referirse al fanatismo musulmán, que esas sí que son palabras más arriesgadas.
Lean la nota de prensa de la Conferencia Episcopal española sobre el caso.