Sr. Director:

En el último párrafo de su noticia, publicada en elconfidencial.com, comienza con un "Decía el domingo este fundamentalista cristiano, profundamente sectario,... (en relación a Carlos Aragonés)". Desde mi modesto punto de vista, don Jesús, creo advertir en sus palabras una importante dosis de mala leche o bien de utilización no afortunada de las expresiones "fundamentalista" y "sectario" predicadas de un cristiano.

 

No conozco al tal Carlos Aragonés ni a nadie del Gobierno saliente, ni

siquiera del PP, aunque llevo, desde que tengo uso de razón, defendiéndoles contra viento y marea en los más distintos foros: colegio, universidad, amigos, mili, máster, trabajos varios, etc... además de votarles con sus más y sus menos.  Me ha parecido que usted ha querido vituperar al susodicho "rasputín" de Aznar tildándolo de cristiano y asociando adicionalmente tal condición a la de "fundamentalista" y "sectario", y eso, don Jesús, es algo que, sinceramente, creo que, prescindiendo del personaje, significa por su parte dejarse llevar por la moda progre de zumbarle al cristiano, que no se queja.

 

Como dicen habitualmente en Hispanidad.com (y por eso les copio), el

progresismo da igual que sea de izquierdas (Grupo Prisa y aledaños) como de derechas (El Mundo y aledaños), porque se caracteriza por sacudir a los cristianos, que nos dejamos, y encima es gratis.

 

No me esperaba esto de usted, sinceramente. Como le he dicho en alguna otra ocasión, me parece que su forma de defender a la gente, con altavoces sobre el comportamiento de determinados poderosos (progres de izquierda o de derecha, o sencillamente gente que vive del cuento a costa de los demás), me parece una forma estupenda de ayudar a reforzar la sociedad civil y la democracia. Únicamente me permito una recomendación de corazón: si usted tiene tiempo esta Semana Santa, no dude en ir a ver la Pasión de Cristo en el cine, y seguro que se dará cuenta que por encima de las diferencias políticas, o la verdadera abyección con la que se comportan determinadas personas en este mundo, y en particular en nuestra querida España de 2004, existe un mensaje valiente en el momento de más dolor al borde de la muerte: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado, y en esto conocerán que sois mis discípulos".

 

El PP ha tenido mucha culpa renunciando a defender sus supuestas creencias ante su base social con un progresismo centrista tonto y absurdo, y así lo han pagado y lo vamos a pagar los demás. Pero, a ustedes, que tienen mucha responsabilidad como creadores de opinión, desde mi modesto punto de vista, se les exige que indaguen en su interior y se den cuenta que la batalla está dentro de uno mismo, no renunciando al enfrentamiento abierto, sino respondiendo con contundencia en el fondo, pero con cuidado exquisito en las formas.

 

Santiago Rodríguez