Cada día nos das una sorpresa, pero siempre en línea con tu radical sectarismo. Un profesional de los medios como la copa de un pino, pero tan comprometido con las ideas más perversas de la política nacional.

Te recuerdo en los tiempos en los que los medios se abastecían de profesionales de valía, y tú no tenías competencia para estar en una gran cadena.

Pero los tiempos cambiaron, y aquella gran cadena comenzó a servir con radicalidad a una determinada opción política y tú te erigiste en esclavo de aquellas ideas; podías haber cambiado de sitio sin el menor problema, de haber tenido un mínimo pudor, pero debió deslumbrarte el dinero o el fundamentalismo ideológico.

Los valores que descubrí en ti durante muchos años, se desmoronaron, y así, pude observar cómo en algún programa que te concedieron en televisión, tu mayor obsesión era inducir al sexo a los jóvenes. Eran los tiempos de Felipe González y se comenzaba así la destrucción de la calidad moral de nuestra sociedad.

Muchos otros aconteceres en el transcurso de tu carrera, desde que perteneces a PRISA, ponen de manifiesto tu impudicia; pero llegó al colmo con los acontecimientos del 11-M, en los que, sin el menor reparo, serviste de la forma más indigna conocida hasta entonces a la mentira contra el pueblo español.

Tú última vileza al servicio del poder impuesto por la mentira, ha sido la de comparar a unos padres que se preocupan por dar a sus hijos la mejor educación, a la que tienen derecho constitucionalmente, y alejarles del adoctrinamiento en el credo socialista, con los terroristas. Creo que obvian los calificativos, ya que te has calificado tú solo.

Pero me he sorprendido sobremanera de que una persona inteligente como te considero, haya llegado a semejante expresión; o los años han incidido de forma acusada en tu capacidad o te ha cegado la pasión por tu señor.

Hubieras hecho bien con retirarte, según asegurabas en el 2006, pues tus valías intelectuales y profesionales se desplomaron.

Pablo Delgado Escolar   

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