El ministro de Gibraltar, además de pedir el mismo estatus que Andorra para Gibraltar (lo que no recuerda, o no quiere recordar es que la primera es un país y la segunda es una colonia), ha anunciado que Gibraltar va a dejar de ser un paraíso fiscal. Pero lo que parece es que será un oasis (en vez de no pagar impuestos, las empresas pagarán un 10%, mientras que en España el porcentaje es del 30%). Quizás es su manera de intentar alejarse de la imagen de una Gibraltar fuera de la legalidad e intentar abrirse hueco para alcanzar la soberanía en un futuro.
Sin embargo, pese a sus palabras, la Agencia Tributaria no se fía. Por eso sigue manteniendo un puesto en la frontera del Peñón para perseguir el blanqueo de dinero (también lo mantiene en Barajas y en Andorra). Habrá que ver si la cosa funciona. Hasta entonces, no hay que fiarse mucho.
Andrés Velázquez
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