Juzgados de la madrileña Plaza de Castilla, lunes 21, a las 10 de la mañana. Tres personas esperan el ascensor, entre ellos dos curritos de mono azul. Llega un grupo de gitanos que preguntan por los juzgados de lo Civil. Les señalan un pasillo y los gitanos dan las gracias. Segundos más tarde, llega el ex ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, acompañado de una señora. La misma pregunta y la misma respuesta, sólo que Cascos no da las gracias. El currito número uno se vuelve al currito número dos y comenta: Averigua cuál de los dos es el gitano.
Álvarez Cascos ha abandonado la vida política y no se ha ido a trabajar a ninguna gran empresa. Por el momento, se conforma con dedicarse al negocio de arte de su esposa, María Porto. De educación no va muy sobrado, pero nadie podrá acusarle de aprovecharse del cargo.
El que fuera vicepresidente primero del Gobierno Aznar ni tan siquiera se relaciona con sus antiguos colaboradores. Lo que no deja de ser curioso. Un caso único de abandono total y absoluto de la vida pública.