Cada vez que oigo a Artur Mas defender "ardorosamente" la inmersión en catalán me pregunto por qué él lleva a sus hijos a un colegio donde no se aplica y se enseña en español y francés.
Algo parecido me pasa con Montilla, otro grandísimo valedor de la inmersión pero que lleva a sus hijos a un colegio donde se enseña en español y alemán. Y es que en Cataluña todo el que se lo puede permitir huye de la inmersión en catalán y educa a sus hijos en colegios privados donde se enseña en idiomas internacionales como español, francés, alemán o inglés.
Vamos, que la inmersión en catalán es algo "buenísimo" pero, eso sí, para los hijos de los demás y para los que no tienen otra posibilidad.
María Calvo