- Tras la anulación de la concesión de Aigües del Ter-Llobregat (ATLL) a Acciona, Artur Mas no sabe qué hacer: puede anular el concurso o concedérselos a AGBAR, el otro licitante.
- Pero ambas medidas acabarán en los tribunales.
- El caso de la familia Rodés resulta muy especial: su padre es consejero de Caixa, accionista de AGBAR, pero el hijo Fernando está con los Entrecanales y participa directamente en la puja de la constructora por ATLL.
- El consejero saliente, Luis Recoder, no estaba de acuerdo con la concesión a Acciona.
El padre de la Constitución, Miguel Roca (en la imagen), es ahora secretario general de Aguas De Barcelona (AGBAR) y figura en todo el entramado industrial de Caixabank, propietario en un 20% de AGBAR. Su influencia política no ha decrecido y su despacho es el más importante de toda Cataluña.
Pues bien, Roca 'falló' en la concesión de Aigües del Ter-Llobregat (ATLL), concurso en el que había dos postores -Acciona y AGBAR- y que acabó como el rosario del aurora: se le concedió a Acciona y luego, un organismo de la Generalitat, el Órgano Administrativo de Recursos Contractuales de Cataluña (OARCC) se lo negó, tras la impugnación de AGBAR. José Manuel Entrecanales, presidente de Acciona, ya ha declarado que irá a los tribunales.
Además, Caixabank sigue poseyendo el 20% de AGBAR (el resto es de los franceses de Suez) y Leopoldo Rodés Castañé, el todopoderoso y temido hombre de Havas-Mediaplanning, es consejero de Caixabank.
El caso de la familia Rodés resulta singular en la adjudicación de ATLL. Porque el hijo de don Leopoldo, Fernando Rodés Vilà, es consejero de Acciona y, además, acudía a título individual en la misma oferta de Acciona.
Y lo malo es que Artur Mas tiene una difícil papeleta para resolver, tras la anulación de la concesión de ATLL a Acciona. Puede abrir un nuevo concurso o puede otorgársela al segundo postor, que era la AGBAR presidida por Ángel Simón. En teoría, será el nuevo conseller de Territorio y Sostenibilidad, el muy progre alcalde de Figueras, Sant Vila, quien decida. Ahora bien, la adjudicación de ATLL (más de cuatro millones de clientes) recorre la columna vertebral de todo el nacionalismo de CIU y de toda la estructura industrial catalana. Y haga lo que haga, el asunto acabará en los tribunales, sí o sí.
Y en la política. De hecho, la concesión de ATLL ya ha provocado su aquel en CIU. No olvidemos que el conseller de la concesión, antes de las elecciones, era Luis Recoder. Existen motivos para pensar que Recoder no consideraba adecuada la opción de Acciona y que más latas instancias le obligaron a prescindir de AGBAR. Lo cierto es que se le consideraba un hombre con gran recorrido político y ahora se ha quedado fuera del Gobern.
Recoder consideraba que la oferta de Acciona resultaba demasiado generosa, es decir, lo que se conoce en las licitaciones públicas como oferta 'temeraria', que obliga a replantear los ingresos previstos en un futuro. En plata, las tarifas del agua que, a la postre, es la clave del negocio.
Ahora, el nuevo órgano la OARCC, le ha dado la razón, aunque su argumentación para revocar la adjudicación a Acciona no alude a este punto sino al calendario de inversiones de Acciona que vulneraba lo previsto en la bases del concurso.
En definitiva, el caso ATLL ha roto el entramado empresarial catalán pero, sobre todo, ha roto el entramado nacionalista catalán.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com