China se va situando poco a poco como nuevo jefe del imperio y trata de ir conquistando el mercado europeo. Y en un momento de dificultades para los países soberanos para colocar su deuda y de dudas de los mercados, el viceprimer ministro del Consejo de Estado de la República Popular China, Li Kepiang, ha mostrado la disposición de su país para comprar la deuda española, por su confianza en el mercado español, pese al cuestionamiento de los últimos meses ante el temor de un posible contagio de los problemas fiscales griego e irlandés.
Así pues, China se está intentando colocar como salvador de una maltrecha economía europea y al menos, para España, puede ser un buen flotador. Lo malo es que eso suele conllevar un pago: silencio, apoyo incondicional a sus políticas y decisiones, etc.
Por ahora los mercados habrán recibido con buenos ojos esa noticia pero habrá que estar pendiente para saber qué significa políticamente para España una entrega incondicional.
Andrés Velázquez
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