Se encuentran George Bush, Tony Blair y José María Aznar en el infierno. Bush quería saber cómo estaba el país después de su partida y pidió permiso para usar el teléfono rojo que el diablo tenía instalado y llamar a los EEUU. Este le concedió la autorización y después de hablar durante DOS MINUTOS el diablo le dijo que el coste de la llamada era de TRES MIL DOLARES, por lo que Bush le hizo un cheque.
Al enterarse Tony Blair, quiso hacer lo mismo y llamó a Inglaterra. Por CINCO MINUTOS de conversación el diablo le pasó una cuenta de DOS MIL LIBRAS.
José María Aznar también sintió deseos de llamar a España para ver cómo estaban las cosas y habló durante TRES HORAS.
¿Que le debo?, preguntó al terminar.
TREINTA Y CINCO CÉNTIMOS DE EURO, dijo el diablo.
Aznar se quedó atónito, pues sabía el coste de las otras llamadas, y preguntó al diablo por qué a él le era tan barato llamar a España. A lo que el Diablo le respondió:
"Mire usted..... Con las soluciones habitacionales, la no publicación de datos sobre la evolución del precio de la vivienda, el coste de las desaladoras para sustituir el plan hidrológico, las selecciones autonómicas, la imposibilidad de cumplir los presupuestos por el aumento del precio del petróleo y el menor crecimiento del producto interior bruto esperado para 2005, la nueva regla para calcular la inflación, la obsesión del Gobierno en acabar con
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