El filólogo norteamericano Noam Chomsky siempre ha sido un abanderado de las causas de la izquierda. Por supuesto, se colocó enfrente de Bush por la guerra de Iraq. Y ahora se coloca al lado de Venezuela ante los avances del socialismo real y la muerte de la democracia en el país suramericano. En una visita a Caracas ha bendecido los avances del régimen chavista. Y ya lo último ha sido señalar que Venezuela demuestra que otro mundo es posible, el tradicional lema de la izquierda.
El Foro de Sao Paolo había determinado que toda la izquierda americana centrara sus esfuerzos en Honduras. La legalidad de los acontecimientos del 28 de junio y la firmeza del gobierno Micheletti parecen haber desinflado estos esfuerzos. Así que todo se centra ahora en apuntalar el populismo venezolano, que avanza a marchas forzadas: ley mordaza contra los periodistas, nueva ley de educación y control del 100% del nuevo parlamento. Una deriva totalitaria que aniquila los últimos resortes del sistema democrático.