El progreso económico y el equilibrio social y medioambiental han de basarse en el conocimiento, la investigación y el desarrollo, así como en la innovación tecnológica a todos los niveles.
En este sentido cabe recordar que el medio rural sirve de asiento a una actividad económica, la agricultura, que abastece de alimentos a la población, promueve el empleo y el crecimiento económico y que, además, contribuye al mantenimiento del medio ambiente, la conservación de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático.
La política de desarrollo rural deberá seguir planteándose en el ámbito de la PAC, dando prioridad a la mejora de las explotaciones agrarias y a la industria agroalimentaria, con el objetivo de mejorar su eficacia y productividad y afrontar de este modo los nuevos retos derivados del cambio climático y la gestión sostenible de los recursos naturales.
Todo ello intentando "conciliar y causar el menor quebranto" posible a la fauna y flora que habitan en el medio rural y dando en determinados hábitats privilegios a las especies que viven en ellos, aunque esto signifique un perjuicio hacia los habitantes.
Valentín Abelenda Carrillo