El Papa Benedicto XVI ha dirigido un mensaje con motivo de la Cuaresma 2008 del cabe destacar: "En el tiempo cuaresmal la Iglesia se preocupa de proponer algunos compromisos específicos que acompañen a los fieles en este proceso de renovación interior: son la oración, el ayuno y la limosna. Este año deseo detenerme a reflexionar sobre la práctica de la limosna.
Según las enseñanzas evangélicas, no somos propietarios de los bienes que poseemos, sino administradores: por tanto, no debemos considerarlos una propiedad exclusiva, sino medios a través de los cuales el Señor nos llama, a cada uno de nosotros, a ser un medio de su providencia hacia el prójimo. Como recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica, los bienes materiales tienen un valor social, según el principio de su destino universal (cf. nº 2404).El Evangelio indica una que una característica típica de la limosna cristiana: tiene que ser en secreto. «Que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha», dice Jesús, «así tu limosna quedará en secreto» (Mt 6,3-4).
Considerar la limosna con una mirada más profunda, que trascienda la dimensión puramente material, la Escritura nos enseña que hay mayor felicidad en dar que en recibir (Hch 20,35). Cada vez que por amor de Dios compartimos nuestros bienes con el prójimo necesitado experimentamos que la plenitud de vida viene del amor y lo recuperamos todo en forma de paz, de satisfacción interior y de alegría".
Clemente Ferrer Roselló
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