Insistimos, un camello no es más que un caballo pasado por una comisión parlamentaria. Sin embargo, tanto el PSOE como el PP se han tomado muy en serio la comisión investigadora sobre el 11-M. El PP porque quiere "salvar su honor", y demostrar que no mintió tras la masacre colectiva del 11-M. El PSOE, porque no está dispuesto a aceptar la innegable verdad de que gobierna agracias al salvaje tentado, y que aún hoy, su baza política más importante sigue siendo la guerra de Iraq. Gracias a esa peculiar confluencia de intereses, todo el mundo se está aplicando a fondo en la susodicha comisión. Así de los 85 documentos solicitados por los miembros de la comisión, el Gobierno enviará 79. Los otros 6, todos ellos correspondientes al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) considera que no puede enviarlos, porque se lo impide la ley. En esos documentos figuran desde informes sobre el atentado a la Casa de España en Casablanca como documentos remitidos por el Mosad (el servicio sestero israelí) sobre la presencia de terroristas de Al Qaeda en España.

 

Toda una parafernalia que elude la consecuencia clave de los atentados del 11-M, que no interesa airear ni al Gobierno ni ala oposición, el mensaje que España lanzó al mundo en los tres días que van del 11 al 14 de marzo: que un atentando terrorista puede cambiar un gobierno y una política.

 

En resumen, la comisión parlamentaria sobre el 11-M es una cortina de humo que interesa tanto a populares como socialistas pata desviar la atención sobre la tragedia real del atentado.