Espléndido montaje –esperemos que no financiado por Google contra Microsoft- sobre la evolución de Internet hasta el año 2015. Si hemos de hacer caso al futurible resulta que Internet pasaría de paraíso de la libertad de cada uno a monopolio que controla la información de todos, por más que el vídeo deje abierto un nuevo ciclo.

En cualquier caso, el vídeo no entra en la imbricación entre forma y fondo. Dicho de otro modo: Internet es un paraíso de la libertad siempre que nadie controle la técnica -la forma- de la WWW. O sea, mientras no ocurra lo que pasa con el pluralismo radiofónico o televisivo, que siempre será oligárquico, es decir, estará en manos de unos pocos poderosos, mientras sea el Estado quien conceda las licencias de emisión de radio y TV. Asimismo, la prensa siempre será oligárquica porque muy pocos pueden acceder a los elevadísimos costes que supone una multinacional de la información, y sólo las multinacionales de la información, a través de la concentración acelerada de empresas periodísticas, pueden mantener un periódico de papel.

Otrosí: lo más curioso es que la empresa a través de la cual se emite el vídeo sea Youtube, recientemente adquirida por Google, y en el vídeo se explica el futuro como un pulso entre Google y Microsoft… casualmente ganado por Google. Pero no piensen demasiado mal. Lo cierto es que la saturación informativa actual ha generado un universo de pensamiento débil, en el que, probablemente, los propietarios de Google no tenga el menor reparo en que en una empresa de su propiedad difunda un vídeo que la critique. Sí, no me extrañaría, entre otras cosas porque esos propietarios sin muy conscientes de dos normas ineludibles de esa sociedad de la saturación informativa:

1. Lo importante es que se hable de uno, aunque sea bien.

2. En la saturación informativa nada es lo que parece, porque nadie es capaz de metabolizar ni el 1 por 1.000 de las informaciones que recibe. Y si el ser racional no metaboliza –es decir, no analiza- la información que recibe es como si no hubiera recibido ninguna. O peor, porque se marea.

Eulogio López