La propuesta de Montilla no es más que un brindis al sol. Un suflé catalán. En primer lugar porque aunque el Senado diera su visto bueno, el trámite parlamentario haría que no llegara a tiempo para aplicarse al Estatut. Pero lo más importante, la propuesta de mayorías reforzadas no soporta la comparación internacional. No existe en ninguno de nuestros socios comunitarios, ni en Estrasburgo, ni tampoco en Estado Unidos. De prosperar, España se convertiría de nuevo en una isla.
Conclusión: No se trata de agitar el cocotero para ganar el Estatut por la puerta de servicio. Sencillamente es imposible. Se trata de distraer al personal para que nadie hable de recortes y de huelga general. Prueba superada. Por eso CiU lamenta ahora haberse echado al monte. Y por cierto, la broma del charnego con complejos catalanistas nos ha costado a los españoles 6.500 euros.
Andrés Velázquez
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