Diez disidentes cubanos fueron condenados el pasado lunes en la provincia central de Diego de Ávila, por gritar "Abajo Fidel". Uno de ellos, el activista de derechos humanos Juan Carlos González Leyva quedó en régimen de limitación de libertad. "No es un gesto humanitario, sino de conveniencia política porque da muy mala imagen tener a alguien ciego en prisión", dijo Leyva desde su casa.

 

Se trata de la primera oleada anti disidencia desde que en marzo de 2003 el régimen detuviera a 75 opositores condenados por "conspirar con Estados Unidos para socavar la revolución". Unas condenas sin garantías jurídicas que recientemente merecieron la crítica de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas.