Sr. Director:

No puedo por menos que dirigirme a su medio de comunicación para expresarle mi asombro ante las reiteradas apariciones que estos días tienen lugar en Tele Cinco de Ramona Maneiro, confesando y haciendo ostentación con la mayor frialdad de haber cometido un acto, que, por mucho que haya prescrito, no deja de ser un delito (eutanasia como ayuda al suicidio voluntario), algo ilegal (en estos momentos) e ilegítimo siempre, ya que nadie tiene derecho a quitar la vida a otro ni a quitársela a sí mismo, por la simple razón de que la vida no forma parte de nuestras propiedades;  la vida es  un regalo recibido.

¿Es que ya ha comenzado la campaña pro-eutanasia? No quiero pensar que puede pasar por las cabezas de tantas personas con gravísimas enfermedades y en situaciones muy penosas que estuvieran viendo estos programas. Lo que sí puedo decir es que he contemplado personas muy mayores y muy delicadas que junto a sus familiares luchan por seguir viviendo. ¿Quién puede arrogarse el derecho a suprimirlas?

Es una falacia contraponer el encarnizamiento terapéutico a la eutanasia. ¡Qué hubiera sido de tantos enfermos!, que han muerto con dignidad y perfectamente atendidos, si la reciente fallecida doctora Kübbler Ross, psiquiatra y profesora de la Universidad de Chicago, en vez de iniciar la atención sistemática de los enfermos terminales, hubiera pensado que como al fin y al cabo el paciente se va a morir lo mejor es ayudarle a que lo haga cuanto antes No sufre, no gasta unos recursos que a otros fines servirían Pero, ¿es que puede haber algo más valioso que la vida de una persona? Y sobre todo, no nos enfrenta con la realidad más cierta y también la más incómoda que al final a todos nos espera, nuestra propia muerte.

Y por último, sólo decir que en Holanda son cada vez más los ancianos que se proveen de una "declaración de deseo de vivir y de ser tratado médicamente en caso de enfermedad o accidente".

Carmela Rodríguez. Enfermera de Oncología

carmenvrg@mundo-r.com