El pasado 13 de agosto, Eurostat anunciaba el crecimiento del 1% en el segundo trimestre tanto en la UE como en la zona euro. Como ya se había dicho, en la cabeza, Alemania, que actúa de locomotora con crecimientos del 2,2% frente a una Grecia que desciende un 1,5% como consecuencia del plan de ajuste aprobado para evitar la bancarrota.
Pero no es Alemania la única economía europea en salir de la recesión. Gran Bretaña crece un 1,2%; Holanda lo hace un 0,9%, Francia un 0,6% e Italia un 0,4%. Tan sólo Portugal tiene una tasa débil el 0,2% como la española.
Además, comparados con nuestros comparables, Europa va bien. Estados Unidos apenas crece un 0,4% y Japón permanece plano en el 0,1%. Quizás por eso es comparable a la historia de éxito de España.
Todo el mundo descuenta una nueva recesión, un nuevo ajuste un nuevo retroceso en la economía española en el tercer trimestre. Todo el mundo, salvo la vicepresidenta Salgado que aseguraba en la mañana de este jueves que tendríamos crecimientos positivos -con perdón por la redundancia- en los próximos trimestres.