Volvamos a Nueno. El economista recuerda que los laboratorios Johnson & Johnson se están forrando con el antiséptico Purell ese alcohol gelatinoso para desinfectar manos que ya no sólo se encuentra en hospitales sino en aeropuertos y hasta en ministerios, en todo sitio donde pueda darse cualquier muestra de cordialidad humana.
¿Y qué decir de las varias gripes que supuestamente nos asolan? Los antivirales han disparado la cotización de Laboratorios Roche? Más: En septiembre de 2005 -sigo a Nueno, que todo el mérito es suyo- la OMS advirtió que el número de personas que podrían morir por gripe aviar -¿Se acuerdan del coñazo televisivo de la gripe aviar?- podrían llegar a los 7,4 millones de personas. Y en noviembre del mismo año, el presidente George W. Bush, de los Bush de toda la vida, anunció que preveía que en Estados Unidos morirían dos millones de personas. Pero a causa de esta gripe mediática hubo 272 fallecidos, ninguno de ellos en el país norteamericano. El combinado entre medios y miedos está demostrando ser muy rentable cuando se trata de crear negocios basado en burbujas más o menos verosímiles.
Que no, que esta maravilla de artículo no puede sufrir la transitoriedad de los medios. Ojo al dato, Nueno remata la faena. Todos los años, el 20% de la población mundial contra la gripe -la muy común-. Cinco millones de seres humanos reciben atención hospitalaria a consecuencia de la variedad común. Medio millón mueren anualmente, de hecho, más cada año, ya que la mayoría son personas mayores.
Pero claro, la gripe común ya ha sido absorbida por los especuladores, ya no es construye un negocio financiero, donde hay que comprar con el rumor y vender con la noticia, es decir, donde el único negocio está en la simulación, la exageración y la mentira.
Nos están tomando el pelo con la gripe A como nos lo tomaron con la gripe aviar. Nos lo está tomando la plutocracia, es decir, gobiernos y organismos multilaterales que no trabajan para el bien común sino para los mercados financieros. Aunque la culpa la tenemos nosotros y nuestro pánico a la muerte. Nuestra fe es tan poca y nuestra aprehensión tan abundante que cualquier trilero que expande una imbecilidad está llamado al éxito.
Eulogio López
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