Sr. Director:
La pasada semana, al menos 12 personas murieron y decenas más resultaron heridas en dos ataques de la secta radical islámica Boko Haram sobre iglesias cristianos y los consecuentes actos de represalia en el norte de Nigeria.

Uno de los atentados se produjo en la Iglesia de Dios Elegida de Cristo en el centro de Nigeria, donde un terrorista suicida empotró su automóvil contra el edificio sobre las 11.00, hora local, y detonó sus explosivos, lo que causó la muerte de tres personas. Otras 41 personas resultaron seriamente heridas en el ataque, que, según testigos presenciales, en principio iba a llevarse a cabo en la Iglesia Católica de San Pedro, pero que fue evitado por una barricada que se había levantado.

Y es que ya bien metidos en el siglo XXI, la libertad religiosa es un valor que corre mucho peligro en nuestra sociedad. Día tras día vemos como comunidades religiosas, especialmente cristianas, de todo el mundo sufren el castigo de la intolerancia de gente que usa la violencia para defender un odio que no puede expresar con palabras.

Un cardenal de la Iglesia católica decía uno de estos días, que hay ahora más mártires cristianos que nuca en la historia. Pienso que ante estas situaciones solo caben: Denuncia y oración.

Jaume Catalán Díaz