Desde que Rajoy afirmara que seguía apoyando al Gobierno tras el atentado de Barañain, su autoridad se ha visto seriamente mermada. Es verdad que ha conseguido arañar un manifiesto común de todos los barones en relación a las reformas territoriales y la nueva financiación autonómica. Pero también es verdad que la oposición económica ha quedado bastante diezmada y que el partido está hecho unos zorros.

El PP catalán se permite firmar un documento para excluir el español de TV3 y aquí no pasa nada. Dirigentes del PP catalán se permiten afirmar que harán una campaña light en relación al Estatut y aquí no pasa nada. Esperanza Aguirre se permite afirmar un día sí y otro también que se siente más identificada con Ciutadans de Catalunya que con Piqué y sigue sin pasar nada. La falta de autoridad es total.

Por eso algunos empiezan a planificar el regreso de Rato. Don Rodrigo dijo en la SER que echaba de menos Madrid lo que ha sido interpretado como un anuncio de su regreso. Pero la verdad es que erre que erre está muy contento en su retiro dorad del FMI: buena remuneración, autoridad reconocida y trato de jefe de Estado. La alternativa de la oposición, la verdad, no es muy apetecible.

Pero es que además, está por demostrar que Rato hiciera una política diferente a la de Rajoy. Su amistad con Polanco, permite intuir que es posible que las cosas no cambiaran demasiado en relación a la gestión del asunto catalán, por ejemplo. En todo caso, los rumores permanecen. Y cada día son más altos. Los Rato boys agrupados hoy en el refugio de la FAES- empiezan a prepararse. Permanezcan atentos a las pantallas.