En España una parte laicista radical ligada a la izquierda o junto con ella misma, alientan el anticlericalismo e incluso el odio antirreligioso.
Por los efectos que tienen en la sociedad, esos mensajes no son inocuos. El jueves de la pasada semana, la Policía desactivó un artefacto que contenía 1.200 gramos de pólvora y más de medio kilo de tornillos, colocado junto a un confesionario de la catedral de la Almudena de Madrid.
Gracias a la fortuna y a la pericia de los agentes, no hubo que lamentar una tragedia. Pienso, Sr. Director, que el terrorismo antisistema merece una respuesta penal ejemplar y el fundamentalismo anticatólico, el mayor repudio social.
Pedro García