Interesante, sobre todo cuando recuerda la necesidad de acercarse a la Eucaristía en Gracia de Dios, esto es, libre de pecado mortal.
Digo, porque si algún cambio se ha experimentado al menos en España, durante los últimos treinta años, es que antes las colas ante los confesionarios eran aproximadamente similares a las de quienes se acercaban a recibir el cuerpo de Cristo. Ahora no: la gente que comulga, al menos esa es mi experiencia, no ha variado mucho, pero raras veces se ve a gente confesando, y la práctica del sacramento previo, la penitencia, ha caído en picado.
Claro que puede suceder que nos hayamos vuelto todos santos, sin mácula de pecado o falta alguna. En cuyo caso, naturalmente, me callo.
Eulogio López
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