El alcalde se coloca a la cabeza de la manifestación presentándose como primer enemigo de la corrupción
El PSOE teme a Alberto Ruíz Gallardón como a un nublado. Su presencia en la lista de Rajoy hace que los socialistas busquen el mínimo resquicio para relacionar la corrupción de los funcionarios con el escándalo político en Marbella. De hecho, fue el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, el que primero salió a la palestra para hablar de las detenciones como responsable último de la Guardia Civil. Ese mismo día, en los pasillos del Congreso, Rubalcaba anunciaba que saldría a la luz un escándalo en el municipio madrileño "que afecta a funcionarios y a otros que no lo son". En esta tesis abunda la información publicada por el Extraconficencial, que señala a los próximos de Gallardón como conexiones entre las operaciones Malaya y Guateque.
El candidato socialista a la alcaldía de Madrid, Miguel Sebastián, ya intentó en su día implicar a Gallardón en la corrupción Marbellí a través de la omnipresente Montserrat Corulla. Pero el alcalde de la ciudad de los gatos cae siempre de pie. Gallardón se ha colocado desde el principio a la cabeza de la manifestación. El primer edil madrileño insiste en que no hay ningún cargo político implicado, que colaboran en la investigación y que él mismo se va a encargar de perseguir el delito. El ayuntamiento se presentará como acusación particular en el caso en calidad de "perjudicado".