1.- En primer lugar, exageramos mucho la corrupción. No es que haya ahora más que antes, es que ahora los tribunales han adquirido un protagonismo que antes no tenían. Lo que también tiene sus peligros. Insisto: me preocupa la politización de la justicia pero aún más la judicialización de la política. Le tengo más miedo a los jueces soberbios que a los políticos corruptos.
3.- Presunción de inocencia. Sí, sigo siendo de los pocos que creen que un imputado tenga que dimitir de su cargo. Es que la justicia es lenta. Pues entonces acelerémosla, pero ¿qué ocurre si un inocente es imputado y cuando ya ha sido eliminado de la vida pública resulta que los tribunales le declaran inocente
4.- PP-PSOE. Son los principales culpables del ascenso de los peligrosos majaderos de Pablo Iglesias. El PP y el PSOE no poseen altura de miras suficientes como para unirse en la lucha contra la corrupción.
El problema de fondo es que la corrupción no sólo es un hecho político, sino del conjunto de la ciudadanía española. Sí, somos muy corruptos y cumplimos las normas por temor al castigo, no por convencimiento. No toda la culpa corresponde a los políticos.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com