Sr. Director:

 

El 15 de marzo del 2001 la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica declaró inconstitucional el Decreto Ejecutivo 24029-S del 3 de febrero de 1995 que abría las puertas a la fecundación in vitro en ese país. El Decreto autorizaba las fecundación in vitro prohibiendo la selección de embriones, su congelación o eliminación así como la experimentación con ellos. Algunos han tachado está decisión de poco fundada porque no ha habido un debate bioético serio, cuando lo que sucede es que allí tienen las cosas muy claras y no se dejan enredar por sofismas y presiones. Los argumentos de la sentencia son muy claros:

 

"Cuando el objeto de la manipulación técnica es el ser humano, como en la Técnica de la Fecundación in Vitro y Transferencia de Embriones el análisis debe superar el plano de lo técnicamente correcto o efectivo. Debe prevalecer el criterio ético que inspira los instrumentos de Derechos Humanos suscritos por nuestro país: el ser humano nunca puede ser tratado como un simple medio. Si hemos admitido que el embrión es un sujeto de derecho y no un mero objeto, debe ser protegido igual que cualquier otro ser humano"

 

"El embrión humano es persona desde el momento de la concepción, por lo que no puede ser tratado como objeto, para fines de investigación, ser sometido a procesos de selección, conservado en congelación, y lo que es fundamental para la Sala, no es legítimo constitucionalmente que sea expuesto a un riesgo desproporcionado de muerte"

 

"La objeción principal de la Sala es que la aplicación de la técnica importa una elevada pérdida de embriones, que no puede justificarse en el hecho de que el objetivo de ésta es lograr un ser humano, dotar de un hijo a una pareja que de otra forma no podría tenerlo"

 

"No es de recibo tampoco el argumento de que en circunstancias naturales también hay embriones que no llegan a implantarse o que logrando la implantación, no llegan a desarrollarse hasta el nacimiento, sencillamente por el hecho de que la aplicación de la FIVET implica una manipulación consciente, voluntaria de las células reproductoras femeninas y masculinas con el objeto de procurar una nueva vida humana, en la que se propicia una situación en la que, de antemano se sabe que la vida humana, en un porcentaje considerable de casos, no tiene posibilidad de continuar"

 

De algún sitio nos tenía que llegar la claridad. Parece que Latinoamérica que tanto aprendió de nuestro país, está empezando a tener cosas que enseñarnos a nosotros.

 

Francisco José Ballesta Ballester

 

fballesta@arcol.org