Hace mal. Lo lógico sería que crear más ONCE, es decir, que el dinero que producen los juegos de azar vaya a parar colectivos de disminuidos. La Organización Nacional de Ciegos de España, con todos sus fallos, ha elevado el nivel de vida de los invidentes hasta convertirse en la envidia del mundo. Y, además, ha creado puestos de trabajo a unas personas que afrontan dificultades para colocarse en otros sectores.
Pero hay otros disminuidos: físicos, psíquicos, paralíticos cerebrales, etc. Ellos deberían ser los beneficiados pues son los más desfavorecidos
Felipe González perdió la oportunidad cuando se legalizaron casinos, bingos y tragaperras. Ahora, con las apuestas de ONLAE -e incluso con las apuestas por Internet, verdadero filón aún por explotar en España- debería aprovecharse para beneficiar a esos colectivos, no a través del Estado, sino cediéndoles -modelo ONCE- la explotación, que es la clave.
La ONCE descarga al erario público de un coste de asistencia social además de ofrecer una vida más digna a sus asociados, que regentan su propio negocio. Estoy seguro de que Elena Salgado tomará muy en presente esta sugerencia.
Eulogio López
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