España está al borde de la recesión y al Gobierno sólo se le ocurre la devolución mensual del IVA y la supresión del impuesto sobre el patrimonio: las medidas propuestas por Solbes provocan sonrojo

Mientras, la demanda nacional y el consumo se derrumban, las familias no pueden hacer frente a la hipoteca, se vienen abajo los ingresos por turismo y hostelería y el paro se dispara. En el mundo ya se habla del final de la supremacía de Occidente.   Un 0,1% ha crecido la economía española en el segundo trimestre, a la espera de las cifras definitivas, que se conocerán en agosto. En tasa anual, eso representa que ya estamos en un PIB del 1,8%, y la economía española comienza a crear empleo por encima del 3%. La demanda interna se cae, las familias no pueden pagar la hipoteca y el paro se dispara. Lo peor para el futuro inmediato es que la demanda, en particular el consumo privado, se está derrumbando.

El panorama internacional tampoco es muy halagüeño, con un petróleo que se resiste a bajar y sin adoptar medidas contra la especulación financiera que ha provocado la crisis, mientras la crisis alimentaria -de precios- no remite.

Eso sí, por el momento la singularidad de la actual crisis continúa siendo la misma: afecta más a los países ricos que los pobres. Es lógico, dado que se trata de una depresión producto de la desaforada especulación bursátil propia del Primer Mundo.

Pero aunque el origen financiero de la crisis sean los bancos -las entidades que más han sufrido son las de inversión y los fondos más especulativos- también la producción industrial se desmorona a los dos lados del Atlántico, mientras en los institutos de análisis económico ya se empieza a hablar del fin de la era de la primacía económica de Occidente –del área OCDE). Japón, el punto oriental de la zona de libertad económica y política, ya está en recesión.

Volviendo a España, lo más llamativo es que la indolencia, la impotencia y la incapacidad del dúo ZP-Solbes para afrontar la crisis ya no está en discusión: es un hecho. Como ya hemos informado, de los tres ministros que presentaron un plan de actuación -Solbes, Corbacho y Sebastián- sólo éste último implicaba medidas de reanimación del PIB, con propuestas keynesianas de inversiones conjuntas público-privadas, especialmente en infraestructuras y en redes energéticas y de telecomunicaciones, pero Solbes paralizó todas las iniciativas imponiendo el más de lo mismo.

En definitiva, medidas cosméticas contra una crisis profunda, aspirinas contra el cáncer, el sabor de la impotencia. Las devoluciones mensuales de IVA, la supresión del impuesto sobre el patrimonio dan de sí lo que parece: casi nada.