A los cristianos les puede suceder lo mismo que a los judíos durante 20 siglos de diáspora: que se conviertan en un pueblo sin Estado. En plata, sin protección física alguna. A  lo mejor es bueno, pero entonces hay que estar preparados para el martirio.

El escenario es éste: un musulmán asesina en Egipto a ocho cristianos coptos porque no le caían bien que fueran a misa. En Vietnam, la policía se ensaña con unos parroquianos. El Papa pide libertad religiosa en Turquía porque sencillamente no la hay.

Ahora bien, los pueblos cristianos, por ejemplo Europa, ¿apoyan a esos cristianos perseguidos? Por supuesto que no.

Eso sí, el alcalde socialista de Logroño, que gobierna con el apoyo del PR (Partido Riojano), ha decidido suprimir las fiestas cristianas y festejar celebraciones tan importantes para la Alianza de Civilizaciones como el comienzo del Ramadán, el aniversario de Mahoma o la Fiesta del Cordero, que sustituirán a las periclitadas Inmaculada Concepción o Fiesta de la Virgen del Pilar. El señor alcalde hace tal y nadie en su partido le llama la orden y el PP no rompe de inmediato el apoyo a un edil tan hortera como el que nos ocupa.

Menos mal que no tiene competencias en la materia pero ZP podría hacer suya la idea.

El peligro es ése, que los cristianos nos convirtamos en un pueblo sin Estado, el pin pam pum de los Estados islámicos u orientales... y de la quinta columna occidental, que copa alguna cancillería en Europa. Por ejemplo, en España... o en Logroño.

Todo lo cual resulta un tanto molesto.

Por lo demás, no nos confundamos: esto no es una pelea entre cristianos y musulmanes, entre cristianos y laicistas o entre cristianos y ateos. No, la única batalla se libra entre cristianos y cristófobos. Por que a Cristo o se le ama o se le odia, nadie queda indiferente.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com