Después de Juan Pablo II y Benedicto XVI, Francisco es el tercer Papa que celebra san Andrés en Estambul, pero su visita ha sido cualquier cosa menos puramente protocolaria.
Los cristianos sufren una cruel persecución en Oriente Próximo, y este viaje da visibilidad internacional a su drama. Frente a oscuras fuerzas empeñadas en hacer desaparecer una presencia dos veces milenaria, la minoría cristiana quiere seguir desempeñando un papel activo en la sociedad, para lo cual es de vital importancia que católicos y ortodoxos hablen con una sola voz.
Hasta que no se alcance la comunión plena de todos los cristianos por la que rezó Jesús en el Cenáculo, persistirá una herida que ensombrecerá el anuncio del Evangelio. Pero esa unidad hay que construirla día a día con pequeños gestos y con algún gran paso que permite encarar el resto del camino con esperanza.
Jesús D.