Sr. Director:

R. era un mando militar fiel a Mahoma. En las trincheras, la emisora reproducía las declaraciones exaltadas de un reconocido imán en favor de recrudecer el conflicto.

También escuchó al obispo católico de su ciudad llamando a la paz, la concordia y al diálogo apelando a Jesucristo. El contraste fue tal que se convirtió al catolicismo. M. ejercía como prostituta. Un día entre cita y cita, giró perezosamente el dial de su radio y se topó con alguien que hablaba de Dios.

Y decidió dejar su nauseabunda vida por el Amor. A. era un argelino ávido de aprender italiano: se sirvió de las ondas que llegaban desde Italia. Una tarde, unas frases repetitivas desgranadas desde Radio María en el rezo del Rosario le produjeron un cambio profundo. Y se convirtió.

Con razón dicen que los medios de comunicación son los areópagos del s. XXI, y los periodistas los nuevos apóstoles.

Eva Catalán

mariacatala6@gmail.com