Sr. Director:
En estos tiempos en que nos hablan de tantas sociedades secretas que ya nos confunden y nos hacen dudar de si son secretas, entre bildelbergs y tenidas blancas de masonería, hay un grupo que está asomando impúdicamente.

 

Se trata del Rotary Club. Se hacen publicidad en Factbook, ponen vallas publicitarias en nuestras ciudades, y nos cuentan lo buenos que son. Claro, para otra cosa no haría falta gastarse el dinero en publicidad. Todo menos decir quiénes son y qué hacen.

Lo cierto es que se trata de una rama de la masonería, fundada por un avanzado masón que se puso como objetivo ser masón sin parecerlo. Pues ahí están, señores. Han estado todo este tiempo. Pero ahora asoman. ¡Cuidado! Si aparecen en estos tiempos de crisis, es que algo nos quieren vender low cost. Pero como siempre, hay que mirar la letra pequeña.

Esta gente se postula como filántropos y salvadores de la humanidad, pero son los que en la sombra mueven los hilos de la economía y la política. Sin ir más lejos, algunos de los responsables de la actual crisis. Necesitaban una crisis para hacerse necesarios, para vendernos sus favores, ganar nuestro aprecio, y pasarnos su gato en vez de liebre. Lo de siempre, nada nuevo bajo el sol: solidaridad atea en vez de la cruz del Calvario. Es que su dueño no es muy original, es un impostor envidioso, nada más.

Lo nuevo en esta historia es que quizá se esté preparando el ambiente para un Gobierno (tiranía) mundial bajo el signo del anticristo. Con los experimentos que están haciendo parece que les va bien. Lo dicho: cuidado, que asoman, y tratarán de engañar incluso a los cristianos.

J. Raúl Marcos