El humor está hecho para no ofender a nadie y molestar a todos. La ofensa se consigue mediante la injuria; la molestia mediante la ironía, una de las bellas artes.
Dicho esto, y desde estas líneas, quiero manifestar mi gratitud ante la ecuanimidad y clemencia que el primer ministro británico, David Cameron (en la imagen), desde ahora conocido con Cameron de la ínsula Barataria, ha mostrado su ecuanimidad y clemencia. El gobierno de su Graciosa Majestad ha dado con un graciosillo, procedente del mismísimo Eton, quien ha remitido a las Cámaras un proyecto de ley para que los homosexuales puedan casarse en iglesias, sinagogas o mezquitas.
Pero como es hombre de mundo, dado a la tolerancia, Cameron permitirá -cuánto bueno- que católicos, judíos y musulmanes se niegan, uno a uno, a celebrar en sus templos los puñeteros homomonios. Vamos, que les anima pero no les obliga. Se trata de puro humor británico. Ni que decir tiene que todos los sodomitas querrán casarse precisamente en iglesias y sinagogas. En mezquita pocos: saben el riesgo que corren.
Es decir, que, en nombre de la tolerancia, David Cameron de la ínsula Barataria somete a los tres credos -sobre todo a los católicos- a pena de telediario: podrán negarse claro está, pero recibirán la correspondiente condena social por intolerancia manifiesta y fanatismo doloso.
Cuando alguien me habla de ética echo mano a la cartera porque sospecho que me la van a robar. Cuando alguien me habla de tolerancia me pongo el yelmo porque sospecho que me van a dar el hachazo y cuando alguien me habla de espiritualidad agarro el rosario porque sospecho que estoy ante un cristófobo que despide un ligero hedor a azufre.
Yo comprendo que, a lo peor, el señor Cameron ni se da cuenta de lo intolerante de su tolerancia legal, especialmente en un país de religión oficial, la anglicana, en la que, por cierto, manda el señor Cameron oficial, pero… No, pensándolo bien no es posible que el primer ministro del Reino Unido de la Gran Bretaña, sea tan tonto. Así que no comprendo nada: lo hace por fastidiar. Por fastidiar a los católicos.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com