El pasado 27 de noviembre el Ministerio de la Presidencia aprobaba una resolución por el que se hacían públicas las partidas de subvenciones para la memoria histórica. Se trata de diferentes actos programados para el 2010 organizados por diferentes asociaciones y fundaciones. Desde sindicatos hasta fundaciones de ferroviarios pasando por asociaciones de víctimas del franquismo. En total, cerca de 120 actos con una dotación conjunta cercana a los 2,5 millones de euros.
Mucho dinero para encontrarnos en una situación de crisis y cuando se pretende lanzar un mensaje de austeridad. Pero sobre todo, mucho dinero cuando lo que se pretende es reabrir heridas del pasado, desenterrar los muertos y rescribir la historia. Llamativo que todos los actos subvencionados son de un lado. España estaba y está dividida en dos mitades. El Gobierno apuesta con el presupuesto de todos por uno de los bandos y despierta el recelo del otro. ¿Objetivo? Venganza del perdedor. Con el dinero de todos. Una vergüenza. Y sobre todo: una enorme irresponsabilidad.