La visita del canciller cubano Pérez Roque a España debe de enmarcarse en la política de distensión marcada por España. Unos gestos de distensión que el Ejecutivo espera que se traduzcan en mejora de los derechos humanos. Pero el Gobierno se ha equivocado y lo sabe. Ha negociado con alguien no confiable que le ha traicionado : en el último año, la dictadura cubana ha liberado 14 presos, pero ha encarcelado a 21 nuevos presos de conciencia. Su canciller Pérez Roque insistía en su último viaje a España que los detenidos estaban presos por colaborar con un Gobierno extranjero. Áteme esta mosca con el rabo.
Esta es la razón por la que Zapatero amante de las fotografías- no quiso retratarse con el enviado del dictador y, sin embargo, utilizó la figura del Rey para la política de la diplomacia. Por eso, De la Vega no habla de éxitos, sino de algún resultado positivo. Doble contra sencillo a que el Gobierno venderá a bombo y platillo la próxima visita del poeta cubano Raúl Rivero a España, prevista para el día 30 de marzo. Pero no es suficiente. La Comisión de Derechos Humanos denuncia que la situación ha empeorado en los últimos meses. Y la política de diálogo y sonrisas de Zapatero no ha servido para atender las míseras condiciones en la que viven los cubanos. A no ser que todos estemos fascinados con la dictadura castrista como lo está Chaves.
Por cierto, que el Gobierno prometió a Marín que visitarían la isla el próximo año. Pero esas son cosas que se dicen al emisario para que se las cuente a su destinatario, no a la opinión pública. Chaves se fue de la boca y lo contó a los cuatro vientos. Y eso es lo que explica el desmentido, tanto de la Casa Real como de La Moncloa.