Los ánimos están encendidos tras las duras declaraciones realizadas este jueves por Otegi, reclamando del gobierno una apuesta más decidida por el proceso. Zapatero contestó con contundencia al igual que lo hizo Rubalcaba y este viernes De la Vega: No vamos a aceptar ni presiones ni chantajes, vengan de donde vengan. La última coletilla referida al PP; que al parecer son equidistantes con los batasunos, sólo que con unos cuantos millones de votos más.
¿Pueden frenarse el proceso por determinadas actuaciones judiciales como sugiere el Presidente del Gobierno? De la Vega sale por la tangente y reitera las llaves necesarias para que el proceso pueda avanzar: ausencia total de violencia, respeto de la legalidad y respeto a las víctimas. Mientras ETA no asuma que con violencia no se va a ninguna parte, habrá dificultades, y no se va a avanzar si no se acredita de manera definitiva y nítida el abandono de la violencia.
Bien, pero ¿cómo se acredita? Con todos los instrumentos del Estado de derechos: Fuerzas de Seguridad, servicios de información y cooperación internacional que nos permita tener certidumbre. Se le olvida mencionar las tomas de temperatura. Y quizás se le olvida adrede porque la vicepresidenta no contesta a la pregunta de qué hay de las actas de los encuentros entre ETA y el gobierno que descansan en Suiza. Nada de nada, De la Vega pasa de largo. Como tampoco quiere valorar la huelga de De Juana Chaos: No hago comentarios sobre las decisiones personales que se toman en el ámbito de la su autonomía personal.
Más. ¿Cuánto tiempo va a estar el Gobierno verificando? Después de 40 años de terrorismo, teniendo en cuenta que llevamos escasos 4 meses trabajando desde que el Presidente anunció su intención de iniciar las negociaciones, nos vamos a tomar todo el tiempo que sea necesario. Una huida hacia delante. En primer lugar porque De la Vega parece reconocer que hubo 3 meses donde el gobierno estuvo de vacaciones. Pero es que además, el gobierno no se puede pasar la vida verificando la voluntad de los pistoleros de abandonar las armas.
¿Dónde estamos? Estamos en un proceso y un proceso es un proceso, que puede avanzar o pararse, pero está ahí. O sea, sí, pero no. Aunque más bien sí, porque De la Vega recuerda que llevamos más de 3 años sin víctimas mortales, y un rechazo social absoluto hacia la violencia. Estamos trabajando, seguimos trabajando y las condiciones son nítidas.