Calificar de xenófobo al Gobierno Berlusconi ha despertado un enfrentamiento diplomático
De la Vega se pasó cuatro pueblos cuando preguntada por la política de inmigración italiana dijo que el gobierno español rechaza la violencia, el racismo y la xenofobia. Calificar al Gobierno Berlusconi de xenófobo es decir mucho. Sobre todo cuando se hace sin anestesia y sin matices. Obviamente el asunto ha despertado una crisis diplomática que todavía colea. ¿Por qué no se calla, Srta. De la Vega?
Y lo del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, ha sido peor, al criminalizar al Gobierno de Berlusconi. El responsable de Exteriores italiano, Franco Frattini, ha pedido a Zapatero que ordene callar a sus ministros (aunque él no es quién para pedir tal cosa). El enfrentamiento Roma-Madrid por la inmigración promete.