Todos los estudios de opinión publicados en los últimos meses otorgan al PP una clara y creciente ventaja sobre el PSOE ante unas eventuales elecciones generales.
La tendencia es tan acusada y notoria que hasta el CIS, ente público en manos de la vicepresidenta Fernández de la Vega, se ha visto obligado a reconocer esa realidad para no caer en el mayor ridículo. Pero el Gobierno no ha podido digerir este cuadro electoral y considera intolerable que el CIS se sume a anunciar su caída, sin matizar, sin maquillar, sin retocar, sin orientar y sin sobar suficientemente los datos.
La presidenta del CIS, Belén Barreiro, que llevaba dos años y medio pronosticando con rendida fidelidad la hegemonía política socialista en España, siempre bajo la vigilante y severa batuta de la vicepresidenta, que es la que se ocupa en el Gobierno de estos guisos demoscópicos tan voceados como bajos en crédito público. La indigestión ha llevado a poner de patitas en la calle a aquella persona que ha osado transmitir la realidad.
Y es que, aunque no lo quieran reconocer, con esta política el PSOE no gana ni en la encuestas del CIS. La verdad es que, cuando uno está por perder, da lo mismo que se empeñe en matar al mensajero o engañarse con las encuestas. Perderá seguro, de todas todas.
Jesús Martínez Madrid