Sr. Director:
¿Qué tienen en común Mary K. Baxter, Bill Wiese o Mickey Robinson? Ellos, testigos visitantes de ese Abismo Infernal que salpica las Escrituras de principio a fin, por voluntad del mismo Jesucristo, dedican hoy su tiempo y sus recursos en alertarnos sobre un lugar que hoy, pocos temen y menos aún aceptan.
Es interesante la descripción coincidente de todos ellos: fosas de fuego, olor a carne podrida elevado al infinito, vapores tóxicos que sustituyen al aire, oscuridad permanente y ausencia de agua, sed y hambre terribles e imposibilidad de descansar, visión continua de demonios deformes asignados a cada condenado para torturarle sin misericordia, calor y fuego que calcinan permanentemente los cuerpos sin que lleguen nunca a morir, gritos de desesperación de millones de almas, mazmorras de tortura, hedor insoportable procedente de todos los seres que allí habitan Pero, en serio, ¿alguien va a ir al Infierno?
¿Somos de los que vamos al gimnasio pero no pisan una iglesia? ¿Blasfemamos, mentimos o nos quedamos con lo que no es nuestro? ¿Aceptamos el erotismo y la pornografía, incluso entre nuestros hijos? ¿Vivimos con un divorciado, o un separado o somos católicos casados sólo por lo civil? ¿Insultamos, odiamos o somos rencorosos? ¿Hemos facilitado que alguien aborte o impedimos el embarazo con la anticoncepción? ¿Amamos y perdonamos a todos? ¿Violamos los cuerpos ajenos con el deseo? ¿Vestimos con decencia?
Los 10 Mandamientos se esculpieron en piedra, pero Jesús tiene un corazón amante que nunca niega el perdón al arrepentido.
Lisa Justiniano
juslis7@gmail.com